sábado, 28 de febrero de 2015

Grifo y Fenix (seres mitologicos)

GRIFO: Animal fabuloso cuya forma varía con el tiempo, si bien es fácilmente reconocible ya que combina un cuerpo de león con cabeza, pecho, alas y garras de águila. 
La cabeza puede ser de buitre o de león. Las patas pueden ser todas de león o todas de águila o bien aparecer dos y dos. 
Es posible también que el cuerpo del felino aparezca alado y sea más pequeño, del tamaño del lobo, y ocasionalmente puede tener cola de serpiente. 
Otras veces se le atribuía cuerpo de león, pero con cabeza y alas de águila, orejas de caballo y una cresta con aletas de pez. 
Por otra parte, la postura del grifo no es uniforme: aparece amenazador y rampante, como custodio de un trono real, como montura de un dios o, simplemente, como un animal de presa. Lo mismo se puede decir respecto a su color. 
De todo lo anterior se deduce que el grifo reunía en sí los caracteres físicos de los dos animales más poderosos de la tierra y del aire, el león y el águila. 

FENIX:La leyenda del Ave Fénix está relacionada con Egipto y con el culto al Sol, pero su patria era Etiopía. Un Ave Fénix vivía durante un periodo de tiempo que algunos mitólogos cifran en quinientos años, otros en mil cuatrocientos sesenta y uno, y otros, aún, en doce mil novecientos cincuenta y cuatro. 
Todos, sin embargo, coinciden en que el aspecto del Ave Fénix era de una gran belleza. De mayor tamaño que un águila, su plumaje ostentaba los más bellos colores: rojo de fuego, azul claro, púrpura y oro, y todos afirman que el Ave Fénix era más hermoso que el más hermoso de los pavos reales. 
Pero la leyenda del Fénix, concierne sobre todo a su muerte y resurrección. Es un ave única y por lo tanto no puede reproducirse como los demás animales. 
Cuando el Fénix siente que llega el fin de su existencia, recoge y acumula plantas aromáticas: incienso, cardamomo y resinas, y construye con todo ello un gran nido expuesto a los rayos solares. El calor del Sol, incidiendo sobre las plantas secas, incendiará el nido y el Fénix arderá con él y se convertirá en ceniza. 
Después, en esa ceniza, impregnada de los restos del Ave, nace una pequeña oruga, que, en poco tiempo, se convertirá en el nuevo Fénix, y cuyo primer cuidado, será depositar en un tronco hueco los restos de su padre. Escoltado por gran cantidad de aves de especies diversas, llevará esas reliquias hasta Heliópolis, en Egipto, donde lo depositará en el altar del Sol. 
Acabada esta ceremonia de homenaje a su progenitor, el joven Fénix volverá a Etiopía, y allí vivirá, alimentándose de gotas de incienso, hasta que llegue el fin de sus días. 



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